Ser malo nunca se sintió tan bien.
Rye.
Me han llamado malo, peligroso... criminal. Y no lo niego. Todo el mundo lo sabía, especialmente la única mujer que quería pero no podía tener. Debí haberme mantenido alejado, debí haberla dejado en paz. Jessa era la hija de mi socio, demasiado joven para mí, demasiado inocente. Pero la quería de la peor manera, y ningún autocontrol podía alejarme de ella. Quería reclamar cada parte de ella, hacerle saber lo que era tener un hombre de verdad entre sus muslos. Y la tendría.
Jessa.
Era mayor que yo, peligroso, masculino en el mejor de los casos. Vi cómo me observaba, las miradas que me daba cuando pensaba que no estaba prestando atención. Rye me quería, aunque nunca hiciera nada al respecto. Yo solo era la hija virgen de su socio, no alguien con quien se involucraría.
Pero eso no me detuvo de desearlo, de imaginar su gran cuerpo sobre el mío, sus manos tocándome hasta que yo gritara por más. Pero estaba cansada de esperar. Haría el primer movimiento, y al diablo con las consecuencias.
Rye.
Me han llamado malo, peligroso... criminal. Y no lo niego. Todo el mundo lo sabía, especialmente la única mujer que quería pero no podía tener. Debí haberme mantenido alejado, debí haberla dejado en paz. Jessa era la hija de mi socio, demasiado joven para mí, demasiado inocente. Pero la quería de la peor manera, y ningún autocontrol podía alejarme de ella. Quería reclamar cada parte de ella, hacerle saber lo que era tener un hombre de verdad entre sus muslos. Y la tendría.
Jessa.
Era mayor que yo, peligroso, masculino en el mejor de los casos. Vi cómo me observaba, las miradas que me daba cuando pensaba que no estaba prestando atención. Rye me quería, aunque nunca hiciera nada al respecto. Yo solo era la hija virgen de su socio, no alguien con quien se involucraría.
Pero eso no me detuvo de desearlo, de imaginar su gran cuerpo sobre el mío, sus manos tocándome hasta que yo gritara por más. Pero estaba cansada de esperar. Haría el primer movimiento, y al diablo con las consecuencias.